¿Qué es el edema óseo?

El edema de médula ósea se produce cuando se acumula líquido en el interior de los huesos. Lo causan enfermedades subyacentes, lesiones o infecciones. Los médicos diagnostican el edema mediante resonancia magnética. Los tratamientos incluyen reposo, AINE, fisioterapia y cirugía. El edema óseo suele mejorar con el tiempo.

¿Qué es el edema de médula ósea?

El edema de médula ósea se produce cuando se acumula líquido en el tejido blando del interior de los huesos (médula ósea). La médula ósea es un tejido esponjoso que contiene células madre sanguíneas. El edema es una hinchazón debida al líquido.

El edema de médula ósea es uno de los hallazgos más comunes durante una resonancia magnética que investiga otra afección. El edema de médula ósea puede ser muy doloroso, pero suele desaparecer con el tiempo. Los tratamientos se centran en controlar los síntomas.

¿Cuáles son los tipos de edema óseo?

Los tipos más comunes de edema óseo son:

  • Edema Óseo Traumático: Es el tipo más común y se produce como resultado de un impacto o lesión directa en el hueso, como fracturas, contusiones óseas o lesiones por estrés.
  • Edema Óseo Reactivo: Este tipo se presenta como respuesta a una condición subyacente, como una enfermedad articular degenerativa (artrosis), donde el daño al cartílago articular causa cambios en el hueso subyacente.
  • Edema Óseo Asociado a Osteonecrosis: Se produce cuando hay una pérdida de flujo sanguíneo hacia el hueso, lo que puede llevar a la muerte del tejido óseo y a la consecuente acumulación de líquido.
  • Edema Óseo en Médula Ósea Roja: A menudo se encuentra en atletas y puede ser una respuesta a la actividad física intensa. No siempre se asocia con una lesión o trauma directo.
  • Edema Óseo Transitorio: Este tipo puede aparecer sin una causa aparente y generalmente se resuelve por sí solo con el tiempo. Es menos común y puede estar relacionado con cambios en la presión o circulación dentro del hueso.
  • Edema óseo persistente se refiere a una condición donde hay una acumulación anormal y continua de líquido dentro del hueso que se mantiene en el tiempo.

Edema óseo persistente

El edema óseo persistente alude a una situación en la cual se produce una acumulación anómala y sostenida de líquido en el interior del tejido óseo que perdura a lo largo del tiempo.

Esta situación puede ser indicativa de una respuesta del hueso a una lesión o trauma, incluso después de que la causa original haya sido tratada o resuelta.

El edema óseo persistente puede ser resultado de una curación inadecuada o incompleta, o debido a condiciones subyacentes crónicas que afectan la salud ósea, como osteoartritis o necrosis avascular.

Este tipo de edema óseo puede requerir una evaluación y manejo más extensos para resolver la inflamación y prevenir daños mayores en el hueso afectado.

¿Dónde puede aparecer el edema óseo?

El edema óseo puede presentarse en diversas zonas del cuerpo.

  • Edema óseo de rodilla: Es una de las localizaciones más comunes del edema óseo, particularmente en la articulación, debido a lesiones deportivas, golpes directos o como resultado de una artrosis.
  • Edema óseo de cadera: El edema óseo en la cadera puede ser común en corredores y puede asociarse con fracturas por estrés o condiciones como la necrosis avascular.
  • Edema óseo de tobillo – edema óseo en el pie: Estas áreas son propensas al edema óseo debido a su papel en la absorción del impacto durante actividades como correr y saltar.
  • Columna vertebral: Especialmente en las vértebras, el edema óseo puede ser indicativo de enfermedades degenerativas o de lesiones por sobrecarga.
  • Muñeca y mano: Aquí el edema óseo puede ser el resultado de caídas o de uso repetitivo de estas extremidades.
  • Hombro: Puede presentarse edema óseo en el hombro debido a lesiones de los tendones o del manguito rotador, así como por la presencia de artrosis.
  • Codo: Similar al hombro, el codo puede experimentar edema óseo debido a lesiones deportivas o a esfuerzos repetitivos.
celulas madre: alternativa a la prótesis de rodilla

¿Cuáles son las causas del edema óseo?

El edema de médula ósea puede deberse a:

  • Ciertas condiciones de salud, como artrosis, tendinopatías y osteoporosis.
  • Entre las inflamaciones de los huesos, ligamentos, músculos, nervios y tendones que pueden causar edema de médula ósea se incluyen la espondilitis anquilosante, entesitis (inflamación donde los tendones y ligamentos se unen a los huesos), artritis psoriásica, artritis reumatoide y sacroileítis.
  • Lesión o infección: Entre las infecciones de los huesos o las articulaciones que pueden provocar edema óseo se incluyen la osteomalacia, osteoporosis, especialmente de cadera y rodilla, deficiencia de vitamina e Inflamación musculoesquelética.
  • Traumatismos: los tipos de lesiones que pueden causar edema de médula ósea incluyen la rotura del ligamento cruzado anterior (LCA), síndrome de dolor regional complejo (SDRC), fracturas por compresión, luxación de cadera que provoca la muerte del tejido óseo (osteonecrosis).
  • Otras lesiones óseas o articulares, especialmente de tobillo, cadera, rodilla o columna vertebral. Son comunes las fracturas por estrés, especialmente en el tobillo, el pie, la cadera o la rodilla.

¿Cuáles son los síntomas del edema óseo?

El edema óseo se refiere a la acumulación anormal de líquido dentro del tejido óseo, lo que puede provocar varios síntomas y signos, entre los cuales se incluyen:

  • Dolor: Suele ser el síntoma más destacado del edema óseo. El dolor puede variar de leve a intenso y a menudo se agrava con la actividad física o el peso sobre el área afectada.
  • Inflamación: Puede haber hinchazón visible en el área afectada debido a la acumulación de líquido.
  • Sensibilidad: La zona sobre el hueso afectado puede estar sensible al tacto.
  • Rigidez: El paciente puede experimentar una sensación de rigidez o limitación en el movimiento en la articulación cercana al área del edema óseo.
  • Disminución de la función: Dependiendo de la severidad del edema óseo, puede haber una disminución de la función o capacidad para realizar movimientos normales.
  • Cambios en la marcha: En el caso del edema óseo en las piernas o los pies, puede haber un cambio en la manera de caminar del paciente, a menudo en un esfuerzo por minimizar el dolor.

Los síntomas pueden variar de una persona a otra y que el edema óseo en sí mismo es a menudo un hallazgo en estudios de imagen, como la resonancia magnética, en el contexto de una lesión o condición subyacente.

Por lo tanto, no todos los pacientes con edema óseo experimentarán todos estos síntomas y algunos pueden no presentar síntomas notables. Si se sospecha de edema óseo, es fundamental la evaluación y el diagnóstico médico para determinar la causa subyacente y el tratamiento adecuado.

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¿Cómo se diagnostica el edema óseo?

El diagnóstico del edema óseo generalmente se realiza mediante la evaluación clínica del paciente y se confirma con estudios de imagen.

Evaluación Clínica basada en un historial médico y un examen físico.

Indagaremos sobre los síntomas del paciente, antecedentes de lesiones, nivel de actividad física y presencia de enfermedades subyacentes.

Examen físico: examinaremos la zona afectada para detectar dolor, inflamación, sensibilidad y rango de movimiento.

Realizaremos los estudios de Imagen necesarios tales como:

  • Resonancia Magnética (RM): Es la técnica de elección para detectar el edema óseo. Permite visualizar cambios en la médula ósea que indican la presencia de inflamación y acumulación de líquido.

La resonancia magnética (RM) es la prueba de imagen más fiable y sensible para diagnosticar el edema óseo. Permite visualizar con precisión la localización exacta, tamaño y extensión del edema en el hueso.

A diferencia de la radiografía convencional, que no muestra el edema óseo, la resonancia magnética ofrece una visión detallada de la lesión. La gammagrafía, por su parte, no se utiliza ampliamente debido a su baja especificidad y sensibilidad en el diagnóstico del edema óseo.

  • Tomografía Computarizada (TC): Aunque es menos sensible que la RM para detectar edema óseo, puede ser útil para descartar otras patologías óseas.
  • Radiografías: No suelen detectar el edema óseo en sus etapas iniciales, pero pueden ser útiles para descartar otras causas de dolor óseo como artrosis, fracturas o tumores.

En algunos casos, los síntomas asociados al edema óseo, como la rigidez o el dolor, pueden ser evaluados mediante pruebas de función articular o muscular.

El edema óseo es muchas veces una manifestación secundaria a una condición patológica subyacente, como una lesión traumática, artrosis, o enfermedades reumáticas, y el tratamiento se dirigirá tanto al manejo del edema como a la condición que lo ha causado.

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Tratamiento del edema óseo

El edema de médula ósea suele desaparecer por sí solo con el tiempo. Es probable que tu médico le recomiende reposo, a menudo durante varios meses.

La elección del tratamiento adecuado depende de la causa subyacente del edema óseo, la severidad de la condición y las características individuales del paciente.

El tratamiento del edema óseo se enfoca en reducir el dolor, disminuir la inflamación y facilitar el proceso de curación del hueso.

Veamos los principales tratamientos para el edema óseo.

  • Reposo y Limitación de la Actividad: Reducir o limitar las actividades que ponen peso o estrés en el área afectada puede ser necesario para disminuir el dolor y facilitar la recuperación.
  • Medicamentos Antiinflamatorios: Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) pueden ser recetados para reducir la inflamación y el dolor. Sin embargo, deben ser usados con precaución y bajo supervisión médica debido a sus posibles efectos secundarios.
  • Terapia Física: Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios específicos para mantener la movilidad y fortalecer los músculos alrededor del hueso afectado, lo cual puede ayudar a estabilizar la zona y promover la curación.
  • Uso de Muletas o Soportes Ortopédicos: En algunos casos, el uso de muletas o dispositivos ortopédicos que ayuden a descargar el peso de la zona afectada puede ser recomendado para aliviar el dolor y promover la curación.
  • Tratamientos con Campos Magnéticos: La terapia con campos magnéticos pulsátiles puede ser utilizada para estimular la reparación ósea.

En los casos en que el edema no se cura con estos tratamientos, son de aplicación los siguientes:

PRP rodilla: infiltraciones plasma rico en plaquetas

Tratamiento del edema óseo con infiltraciones

Infiltraciones intraarticulares

En algunos casos pueden utilizarse inyecciones de corticosteroides o infiltraciones intraarticulares de otros agentes como el plasma rico en plaquetas (PRP), obtenido de la sangre del propio paciente para manejar el dolor y la inflamación.

Para abordar el tratamiento de edemas óseos y afecciones del hueso en la rodilla, como fracturas trabeculares, fracturas por estrés o edemas óseos, se recomienda la realización de una inyección intraósea de PRP.

Este procedimiento se lleva a cabo bajo sedación y con el apoyo de control radiográfico, aplicando el tratamiento directamente en el área del edema óseo o de la fractura trabecular, lo que contribuye a acelerar el proceso de recuperación.

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Tratamiento del edema óseo con Infiltraciones Intraóseas + Intraarticulares

La utilización conjunta de inyecciones intraóseas e intraarticulares de plasma rico en plaquetas (PRP) ha demostrado ser muy eficaz en la mejora del dolor y la funcionalidad en casos de afecciones de la cadera o la rodilla, posponiendo la necesidad de recurrir a una artroplastia.

Opiniones del tratamiento del edema óseo con Infiltraciones Intraóseas

 En este vídeo de mostramos la experiencia de Santiago con el tratamiento de infiltración intraósea para el tratamiento del edema óseo de rodilla.

 

Tratamiento quirúrgico del edema óseo

En situaciones muy específicas y generalmente como último recurso, se puede considerar la cirugía para tratar la causa subyacente del edema óseo.

La cirugía no suele ser el tratamiento de primera elección para el edema óseo. Sin embargo, en casos donde los métodos conservadores no han proporcionado alivio o cuando el edema óseo es secundario a una lesión estructural que requiere corrección, la intervención quirúrgica puede ser considerada.

Veamos cuándo se podría considerar la cirugía para el edema óseo.

  • Cirugía de descompresión: Si el edema óseo es causado por un aumento de la presión dentro del hueso, una cirugía de descompresión puede aliviar esta presión. Este procedimiento implica hacer un pequeño orificio en el hueso para permitir que el líquido acumulado se disperse.
  • Cirugía para la fijación de fracturas: En los casos en que el edema óseo está asociado con fracturas o microfracturas, una cirugía para estabilizar y fijar las fracturas puede ser necesaria para permitir una adecuada curación.
  • Osteotomía: Si hay una alineación incorrecta de los huesos que está contribuyendo al edema, una osteotomía (corte y realineación del hueso) puede ser realizada para corregir la biomecánica y disminuir el estrés en el área afectada.
  • Artroscopia: En ocasiones, si hay daños en el cartílago o en los meniscos que puedan estar contribuyendo al edema óseo, se puede realizar una artroscopia para reparar o limpiar la articulación.
  • Artroplastia: En casos avanzados, como en la artrosis severa donde el edema óseo es solo una parte de una enfermedad articular degenerativa, se puede considerar una artroplastia (reemplazo articular).

La decisión de proceder con la cirugía sea tomada tras una evaluación exhaustiva por parte de un especialista, considerando los riesgos y beneficios, y siempre intentando primero las opciones menos invasivas.

Preguntas frecuentes sobre el edema óseo

¿Es reversible el edema óseo?

Existen dos tipos de edema óseo: el reversible, conocido como Síndrome de Edema Óseo Transitorio (SEOT), y el irreversible llamado edema óseo persistente, como la osteonecrosis.

El SEOT tiende a remitir por sí solo en un período de tiempo, mientras que la osteonecrosis puede ser irreversible y causar daño permanente en el hueso. El pronóstico y reversibilidad del edema óseo dependen de varios factores, como la causa subyacente y el manejo terapéutico adecuado.

¿Qué puede provocar la presencia de edema óseo?

La presencia de edema óseo puede provocar diversas complicaciones y afectar la calidad de vida de una persona. Entre ellas se encuentran el dolor crónico, la limitación en la movilidad articular, la discapacidad funcional y la disminución en la capacidad para realizar actividades diarias.

Por lo tanto, es importante buscar un diagnóstico y tratamiento adecuados para prevenir complicaciones a largo plazo.

¿Cuánto tardaré en curarme del edema óseo?

Los resultados dependerán de la causa del edema de médula ósea, la gravedad de tu afección y el tratamiento que utilicemos.

Los síntomas suelen desaparecer en un plazo de cuatro a doce meses. Pero a veces el edema de médula ósea puede durar dos años o más.

¿Cuál es el tiempo de baja laboral por edema óseo?

El tiempo de baja laboral por un edema óseo puede ser de hasta un año prorrogable.

En numerosos casos, la restricción de la capacidad funcional y el periodo de incapacidad laboral debido a edema óseo pueden prolongarse de 2 a 6 meses. Este período puede alargarse mucho más dependiendo de la causa subyacente y la gravedad del mismo, si no se aplica un tratamiento efectivo acorde a la gravedad del mismo.

La aplicación combinada de infiltraciones intraóseas y tratamientos intraarticulares con plasma rico en plaquetas (PRP) ha evidenciado una gran efectividad para aliviar el dolor, mejorar la función en afecciones de cadera o rodilla, y hacer que puedas recuperar tu vida normal y tu trabajo de forma mucho más rápida.

¿Cómo acelerar la recuperación de un edema óseo?

Para agilizar la recuperación de un edema óseo, el abordaje fisioterapéutico incluye técnicas de descompresión del área afectada, ejercicios de fortalecimiento muscular y la implementación de los tratamientos con plasma rico en plaquetas.

Ello contribuye a la disminución del dolor y la inflamación, favoreciendo la regeneración del tejido óseo y disminuyendo el período de convalecencia.

Consejos para la prevención del edema óseo

El edema óseo puede evitarse tomando medidas específicas para proteger la salud y fortaleza de los huesos.

A continuación, te presentamos algunos consejos útiles que aunque no eliminan por completo la posibilidad de que puedas llegar a sufrirlo, harán que sea mucho más improbable.

  • Mantén una alimentación equilibrada y rica en nutrientes esenciales para la salud ósea, como calcio, vitamina D y magnesio. Incorpora alimentos como lácteos, pescados, frutas, verduras y frutos secos en tu dieta diaria.
  • Lleva una vida activa y realiza ejercicio regularmente. Actividades como caminar, correr, nadar o practicar deportes de bajo impacto ayudan a fortalecer los huesos y mejora su resistencia.
  • Evita el sedentarismo y el exceso de peso. Mantén un peso saludable para reducir el estrés en los huesos y prevenir posibles sobrecargas.
  • Cuida tu postura y evita adoptar posiciones que generen tensión o estrés en los huesos. Al sentarte y trabajar, utiliza sillas ergonómicas y mantén una buena posición de la espalda.
  • Si practicas deportes o actividades físicas de alto impacto, utiliza el equipo de protección adecuado, como rodilleras o cascos, para reducir el riesgo de lesiones y fracturas.
  • Asegúrate de mantener una buena hidratación, ya que el agua es fundamental para el buen funcionamiento de los huesos y tejidos conectivos.
  • Evita el consumo excesivo de alcohol y tabaco, ya que ambos pueden debilitar los huesos y aumentar el riesgo de desarrollar edema óseo.
  • Si has sufrido una lesión ósea previa, asegúrate de seguir correctamente los protocolos de rehabilitación y descanso recomendados por un profesional de la salud.
  • Realiza revisiones médicas periódicas para evaluar la salud de tus huesos y detectar cualquier problema a tiempo.

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Articulo y modificaciones revisadas por el Dr. Miguel Alfonso Porcar

 

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