¿Qué es el edema óseo de rodilla?
El edema óseo de rodilla es una lesión interna del hueso que puede causar inflamación y dolor al caminar o correr. El edema óseo de rodilla no se cura completamente por sí sólo únicamente con el paso del tiempo y ni siquiera en muchas ocasiones con tratamientos convencionales de fisioterapia.
Su tratamiento varía según la gravedad y la causa subyacente. Se manifiesta con síntomas como dolor, inflamación e impotencia funcional.
El diagnóstico se realiza mediante técnicas de imagen como la resonancia magnética.
El tratamiento incluye medidas conservadoras y en los casos graves pueden ser necesarios tratamientos de infiltraciones intraóseas o tratamientos quirúrgicos.
La prevención y la rehabilitación son clave para la recuperación y la prevención de futuras lesiones.
¿En que consiste el edema óseo de rodilla?
El edema óseo de rodilla es una afección interna del hueso que provoca inflamación y dolor en esta articulación. Se caracteriza por ser el resultado de impactos fuertes o micro impactos repetidos en la rodilla, lo que daña el tejido óseo.
Esta condición puede manifestarse en otras áreas y tener un edema óseo en la cadera o un edema óseo de tobillo, pero en este caso nos centraremos específicamente en el edema óseo de rodilla.
Los síntomas pueden incluir dolor persistente, hinchazón, sensación de rigidez y chasquidos al mover la rodilla.
El objetivo principal del tratamiento es aliviar los síntomas y controlar la inflamación, permitiendo que la persona afectada pueda llevar una vida lo más normal posible.
Causas del edema óseo de rodilla
El edema óseo de rodilla puede ser ocasionado por diversas causas que afectan la salud y estructura del hueso.
Algunas de las principales causas son:
- Lesiones traumáticas: Un fuerte impacto en la rodilla, ya sea por una caída o un accidente, puede provocar edema óseo.
- Microtraumatismos repetitivos: La realización de actividades físicas o deportivas que implican un constante estrés y carga en la rodilla puede causar daño y acumulación de líquido en el hueso.
- Infecciones óseas: En algunos casos, infecciones que afectan el hueso pueden dar lugar al desarrollo de edema óseo en la rodilla.
- Artritis no infecciosa: Algunas formas de artritis, como la artritis reumatoide, pueden generar inflamación en el hueso de la rodilla.
- Espondiloartritis: Esta enfermedad inflamatoria crónica puede afectar la articulación de la rodilla y causar edema óseo como consecuencia.
- Neoplasias: Algunos tipos de tumores óseos pueden provocar cambios en la estructura del hueso y dar lugar a edema en la rodilla.
- Fracturas por estrés: La realización repetida de movimientos de alto impacto puede dar origen a pequeñas fracturas microscópicas en el hueso que conllevan al desarrollo de edema.
- Lesiones osteocondrales por estrés: Cuando se realiza un uso excesivo o se aplica una carga inadecuada sobre la rodilla, se pueden producir lesiones en el cartílago y el hueso subyacente, generando edema.
- Artrosis: Esta enfermedad degenerativa de las articulaciones puede afectar la rodilla y dar lugar al desarrollo de edema óseo.
Estas son algunas de las posibles causas del edema óseo de rodilla. Un adecuado diagnóstico médico es fundamental para determinar la causa específica y proporcionar el tratamiento adecuado.
Síntomas del edema óseo de rodilla
El edema óseo de rodilla se manifiesta con una serie de síntomas que suelen indicar la presencia de esta lesión en el hueso.
Estos síntomas pueden variar en intensidad y duración, dependiendo de la gravedad del edema y la causa subyacente.
Veamos los síntomas más comunes:
- Dolor: El dolor es uno de los principales síntomas del edema óseo de rodilla. Puede manifestarse como un dolor sordo, agudo o pulsante, y generalmente se localiza en la rodilla afectada. El dolor puede empeorar al movimiento o al estar de pie durante periodos prolongados.
- Inflamación: La presencia de inflamación en la rodilla es otro síntoma característico del edema óseo. La articulación puede verse hinchada, caliente al tacto y presentar enrojecimiento en la zona afectada.
- Dificultad para mover la rodilla: El edema óseo de rodilla puede generar rigidez e incapacidad para realizar movimientos normales de flexión y extensión de la articulación. Esto puede limitar la capacidad de caminar o realizar actividades físicas.
- Sensibilidad al tacto: La rodilla afectada por el edema óseo puede volverse más sensible al tacto. Incluso el roce suave puede generar molestias o dolor intensos.
- Crujidos o chasquidos: Al realizar movimientos de flexión o extensión de la rodilla, se pueden escuchar crujidos o chasquidos. Estos ruidos pueden ser indicativos de la presencia de edema óseo.
- Dificultad para ejercer presión completa sobre la rodilla: En algunos casos, el edema óseo puede generar una sensación de debilidad en la rodilla, lo que dificulta la capacidad de ejercer presión completa al realizar actividades como caminar o subir escaleras.
Los síntomas pueden variar de una persona a otra, y la gravedad de los mismos dependerá de la extensión y localización del edema óseo en la rodilla.
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Tratamiento del edema óseo de rodilla
El tratamiento del edema óseo de rodilla es multifactorial y se ajusta a cada caso en particular.
El enfoque principal del tratamiento es aliviar los síntomas, reducir la inflamación y promover la curación del hueso afectado.
- Medidas conservadoras: En la mayoría de los casos, el tratamiento inicial implica medidas conservadoras para reducir la carga sobre la rodilla afectada. Esto puede incluir la descarga articular, evitando actividades que generen estrés en la rodilla, y el uso de dispositivos como muletas o rodilleras para proporcionar estabilidad y soporte.
- Medicación: Los medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) pueden ser recetados para reducir el dolor y la inflamación. Además, los medicamentos analgésicos pueden proporcionar alivio para el dolor. Es importante seguir las indicaciones del médico y no automedicarse.
- Fisioterapia: La fisioterapia desempeña un papel muy importante en el tratamiento del edema óseo de rodilla. Un fisioterapeuta podrá diseñar un programa de ejercicios específicos para fortalecer los músculos alrededor de la rodilla, mejorar la estabilidad y promover una correcta alineación y movimiento articular.
Cuando el edema óseo no se cura con tratamientos conservadores
En muchos casos, el líquido del interior del hueso desaparecerá con el tiempo, terapia y analgésicos, como los antiinflamatorios no esteroideos (AINE).
En los casos más graves, cuando el edema óseo de rodilla no se cura con los tratamientos conservadores menos invasivos, pueden ser necesarios:
- Tratamientos con infiltraciones intraarticulares de PRP (plasma rico en plaquetas).
- Infiltraciones intraóseas de PRP, o una combinación de las anteriores.
- Incluso en los casos en los que todo lo anterior no soluciona el edema una intervención quirúrgica.
Infiltraciones intraarticulares e intraóseas de PRP cuando el edema óseo de rodilla no se cura
Infiltraciones intraarticulares
En algunos casos, se puede recomendar la infiltración de plasma rico en plaquetas (PRP) como tratamiento.
Esta terapia consiste en la extracción de sangre del propio paciente, seguida de la preparación y posterior inyección de una solución concentrada de plaquetas en la zona afectada.
El PRP estimula la regeneración y curación del tejido óseo.
Infiltraciones intraóseas
Para abordar el tratamiento de edemas óseos y afecciones del hueso en la rodilla, como fracturas trabeculares, fracturas por estrés o edemas óseos, se recomienda la realización de una inyección intraósea de PRP.
Este procedimiento se lleva a cabo bajo sedación y con el apoyo de control radiográfico, aplicando el tratamiento directamente en el área del edema óseo o de la fractura trabecular, lo que contribuye a acelerar el proceso de recuperación.
Tratamiento del edema óseo con Infiltraciones Intraóseas + Intraarticulares
La combinación de una inyección intraósea y 2 inyecciones intraarticulares de plasma rico en plaquetas (PRP) separadas un mes entre ellas, es muy eficaz en la mejora del dolor y la funcionalidad en casos de afecciones de la cadera o la rodilla, posponiendo la necesidad de recurrir a una artroplastia.
Opiniones del tratamiento del edema óseo con Infiltraciones Intraóseas
En este vídeo de mostramos la experiencia de Santiago con el tratamiento de infiltración intraósea para el tratamiento del edema óseo de rodilla.
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Cirugía cuando las infiltraciones no curan el edema óseo de rodilla
En situaciones más graves o cuando el tratamiento conservador no es efectivo, puede ser necesaria la intervención quirúrgica.
Existen diferentes técnicas quirúrgicas, como la perforación subcondral, que busca estimular la formación de nuevo tejido óseo, o la microfractura, que consiste en la creación de pequeñas fracturas para estimular la formación de un nuevo tejido de reparación.
Otro procedimiento quirúrgico habitual para las lesiones o edemas de médula ósea es la descompresión del núcleo.
Consiste en practicar unos orificios en el hueso. Una vez realizados los orificios, el cirujano puede insertar material de injerto óseo o células madre de médula ósea para rellenar la cavidad. De este modo se estimula el crecimiento normal de la médula ósea.
El tipo de tratamiento recomendado dependerá de varios factores, como la gravedad del edema óseo, la ubicación exacta de la lesión y las necesidades específicas de cada paciente.
Rehabilitación después de la cirugía.
La rehabilitación después de la cirugía es una etapa fundamentar en el tratamiento del edema óseo de rodilla.
Su objetivo principal es restaurar la movilidad, fortalecer los músculos y prevenir nuevas lesiones.
El proceso de rehabilitación suele ser progresivo y adaptado a las necesidades individuales de cada paciente.
Comienza con ejercicios suaves de movilidad y fortalecimiento, que se van incrementando gradualmente a medida que el paciente va recuperando fuerza y estabilidad en la rodilla operada.
La fisioterapia juega un papel fundamental durante la rehabilitación.
Los fisioterapeutas emplearán técnicas como la terapia manual, el uso de dispositivos de electroterapia y ejercicios específicos para mejorar la flexibilidad, el equilibrio y la función de la rodilla.
Además de las sesiones de fisioterapia, es importante que el paciente siga las indicaciones del equipo médico y realice ejercicios y actividades recomendadas en casa. Esto incluye ejercicios de estiramiento y fortalecimiento muscular, así como la práctica de actividades de bajo impacto y sin carga excesiva sobre la rodilla operada.
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