La lesión de Morel-Lavallée es una lesión cerrada por desgarro de tejidos blandos que suele asociarse a traumatismos de alta energía. Las zonas más afectadas por los hematomas de Morel-Lavallée son el muslo, la cadera y la región pélvica. La identificación y el tratamiento oportunos de una lesión de Morel-Lavallée son fundamentales, ya que las lesiones de distracción en el paciente politraumatizado pueden dar lugar a un diagnóstico erróneo o tardío.
La colonización bacteriana de estas lesiones cerradas de tejidos blandos ha dado lugar a su asociación con altas tasas de infección perioperatoria.
El tratamiento definitivo viene dictado por el tamaño, la localización y la edad de la lesión y va desde el drenaje percutáneo hasta el desbridamiento abierto y la irrigación. Las lesiones crónicas pueden dar lugar al desarrollo de pseudoquistes y deformidades del contorno de la extremidad.
¿Qué es la lesión de Morel-Lavallée?
El médico francés Victor-Auguste-François Morel-Lavallée describió por primera vez esta lesión en 1863. La lesión se caracteriza por la separación de la hipodermis de la fascia subyacente y suele producirse cuando se aplica una fuerza de cizallamiento al tejido blando.
Esta lesión altera las estructuras vasculares y linfáticas perforantes de la envoltura de los tejidos blandos, lo que da lugar a una característica acumulación de líquido hemolinfático entre las capas de tejido.
El síndrome de Morel-Lavallée puede tener un efecto considerable en el tratamiento de las lesiones ortopédicas. En el paciente politraumatizado, es posible un diagnóstico tardío de estas lesiones porque otras más evidentes distraen de su presencia.
Consecuencias indeseables como la infección, la formación de pseudoquistes y la deformidad estética pueden derivarse de un diagnóstico y tratamiento inadecuados o inoportunos.
Características del hematoma de Morel-Lavallée
Las fuerzas tangenciales sobre la envoltura de los tejidos blandos del esqueleto producen un cizallamiento que puede separar la grasa subdérmica de la fascia superficial.
La vascularización y los vasos linfáticos lesionados dentro de la hipodermis bien perfundida drenan en el espacio potencial creado entre los dos planos tisulares. Se produce una acumulación de sangre, líquido serosanguinolento y grasa necrótica.
En general, la evolución de la lesión se divide en cuatro etapas.
- Durante la primera etapa, la dermis se separa de la fascia subyacente.
- A continuación, el sangrado del plexo subdérmico lesionado produce una colección fluida mezcla de sangre, linfa y restos grasos.
- Con el tiempo, estos componentes son sustituidos por líquido serosanguinolento a medida que la lesión se agranda.
- Si no se trata durante la fase aguda, la inflamación local conduce a la cuarta fase de formación de pseudocápsula y maduración de la lesión a medida que el organismo intenta secuestrar el espacio lleno de líquido.
Las lesiones MLL se producen con frecuencia en la región peritrocantérea a lo largo de la cara lateral proximal del muslo. La mayor incidencia de lesiones en esta zona se debe a la prominencia y la gran superficie de la región trocantérica, la movilidad de la piel en la zona y la densa red capilar dentro del tejido blando de la región proximal del muslo y los glúteos.
Aunque es frecuente encontrarlos en esta zona, los MLL pueden hallarse en las siguientes regiones: trocánter mayor/cadera, muslo, pelvis, rodilla, región glútea, zona lumbosacra, zona abdominal, pantorrilla/pierna y cabeza.
Síntomas de la Lesión de Morell-Lavallée
La lesión de Morell-Lavallée es una condición relativamente rara, pero puede causar una serie de síntomas significativos debido a su naturaleza traumática. Esta lesión se produce cuando hay una separación traumática entre la capa subcutánea de la piel y la fascia subyacente, creando un espacio donde se acumulan líquidos como sangre, linfa y grasa.
Veamos los síntomas principales:
Hinchazón y Masa Palpable
La acumulación de líquidos en el espacio creado por la separación de las capas de tejido provoca una notable hinchazón en la zona afectada.
La zona lesionada puede sentirse blanda al tacto debido a la acumulación de líquidos, y a menudo se puede palpar una masa fluctuante que indica la presencia de un hematoma o un seroma.
Dolor Localizado
El área lesionada es generalmente dolorosa al tacto y puede doler constantemente. La intensidad del dolor puede variar dependiendo del tamaño de la lesión y la cantidad de líquido acumulado.
Además del dolor, la zona afectada suele estar extremadamente sensible, lo que puede dificultar el movimiento o la presión en esa área.
Cambios en la Piel
- Equimosis: Pueden aparecer moretones (equimosis) alrededor del sitio de la lesión debido al sangrado interno.
- Eritema: Enrojecimiento de la piel sobre el área afectada, indicando inflamación y posible irritación.
- Necrosis Cutánea: En casos severos o sin tratamiento adecuado, puede desarrollarse necrosis (muerte del tejido) debido a la interrupción del suministro sanguíneo a la piel.
Limitación de Movimiento y rigidez
La acumulación de líquidos y el dolor pueden limitar el rango de movimiento de la articulación o área afectada. Por ejemplo, si la lesión ocurre en la región de la cadera o muslo, puede ser difícil caminar o moverse sin dolor.
Infección
Si la lesión se infecta, pueden aparecer signos adicionales como aumento de la temperatura en la zona afectada, fiebre, pus o secreción, y aumento del dolor e hinchazón. La infección puede complicar significativamente el tratamiento y la recuperación.
Otros Síntomas: Sensación de fluctuación y parestesia
Al presionar la masa palpable, se puede sentir una fluctuación o movimiento del líquido acumulado, similar a lo que se siente al presionar una bolsa de agua.
En algunos casos, puede haber parestesia, es decir una sensación de hormigueo o entumecimiento si los nervios cercanos a la zona afectada están comprimidos por la acumulación de líquido.
Diagnóstico del Síndrome de Morel-Lavallée
El diagnóstico de la lesión o síndrome de Morel-Lavallée se basa en una combinación de evaluación clínica y estudios de imagen.
1. Historia Clínica y Examen Físico
Antecedentes del Paciente: El médico primero recopila una historia clínica detallada, enfocándose en cualquier trauma reciente o cirugías previas que puedan haber causado la lesión.
Las lesiones de Morel-Lavallée suelen estar asociadas con traumas contundentes, como accidentes automovilísticos, caídas graves o lesiones deportivas.
Examen Físico: Durante el examen físico, el médico buscará signos característicos como hinchazón, equimosis, una masa palpable fluctuante y sensibilidad en el área afectada. La palpación puede revelar la presencia de líquido bajo la piel.
2. Estudios de Imagen
- Ecografía: El ultrasonido es una herramienta de diagnóstico inicial muy útil. Puede mostrar la colección de líquido y ayudar a diferenciar entre un seroma, hematoma o absceso. Es una técnica no invasiva y de fácil acceso que en Regenerat clínica utilizamos en todas nuestras consultas…
- Resonancia Magnética (RM): La RM es el método de imagen más preciso para confirmar una lesión de Morel-Lavallée. Proporciona imágenes detalladas que pueden identificar la separación entre las capas de tejido, la extensión de la colección de líquidos y cualquier daño adicional a los tejidos circundantes. Es especialmente útil para planificar el tratamiento, ya que puede mostrar la localización exacta y la naturaleza del contenido líquido (sangre, linfa, etc.).
- Tomografía Computarizada (TC): Aunque es menos común que la RM, la TC también puede ser utilizada para visualizar la lesión. Es útil en casos donde la RM no está disponible o cuando se necesita una evaluación rápida.
3. Aspiración diagnóstica con Aguja
En algunos casos, el médico puede realizar una aspiración con aguja de la colección líquida. Esto no solo confirma la presencia de líquido, sino que también permite analizar su contenido.
El análisis del líquido puede ayudar a descartar infecciones o identificar la naturaleza del líquido (sangre, linfa, grasa).
4. Diagnóstico Diferencial (Exclusión de otras condiciones)
Es importante diferenciar la lesión de Morel-Lavallée de otras condiciones que pueden presentar síntomas similares, como hematomas, seromas, abscesos, lipomas o lesiones musculares. El uso de estudios de imagen y la evaluación clínica son cruciales para este propósito.
Un diagnóstico temprano y preciso es esencial para el manejo efectivo de la lesión de Morel-Lavallée. La identificación rápida de la lesión permite implementar tratamientos adecuados, como la aspiración del líquido, compresión, drenaje quirúrgico si es necesario, y rehabilitación, lo que puede prevenir complicaciones y mejorar significativamente los resultados para el paciente.
Tratamiento de drenaje por aspiración ecoguiada de la lesión de Morel-Lavallée
Tratamiento para la Lesión de Morel-Lavallée
El tratamiento de la lesión de Morel-Lavallée puede variar según la gravedad de la lesión y la cantidad de líquido acumulado.
A continuación hablamos de los enfoques más comunes y efectivos para tratar esta lesión:
1. Tratamiento de la lesión de Morel-Lavallée conservador
- Compresión: La aplicación de vendajes compresivos puede ayudar a reducir la hinchazón y promover la reabsorción del líquido acumulado. Esto es especialmente útil en casos leves o en etapas tempranas de la lesión.
- Reposo: Evitar actividades que puedan agravar la lesión es crucial. El reposo permite que el cuerpo inicie el proceso de curación y reduce el riesgo de aumentar la acumulación de líquido.
- Hielo: La aplicación de hielo en la zona afectada puede ayudar a reducir la inflamación y el dolor. Es importante usar hielo en intervalos de 20-30 minutos varias veces al día.
- Elevación: Mantener la extremidad afectada elevada puede ayudar a disminuir la hinchazón y promover el drenaje del líquido.
2. Tratamiento de Morel-Lavallée por aspiración ecoguiada.
En casos donde hay una acumulación significativa de líquido, el médico puede realizar una aspiración con aguja para drenar el líquido. Este procedimiento puede repetirse si es necesario, y se realiza bajo guía ecográfica para mayor precisión.
Compresión Posterior: Después de la aspiración, es fundamental aplicar vendajes compresivos para prevenir la re-acumulación del líquido.
3. Tratamiento con inyecciones de agentes esclerosantes
En algunos casos, se pueden utilizar inyecciones de agentes esclerosantes para ayudar a sellar el espacio entre las capas de tejido y prevenir la recolección de líquido. Este tratamiento es menos común y se utiliza cuando los métodos conservadores no son efectivos.
4. Tratamiento quirúrgico de las lesiones de Morel-Lavallée
- Drenaje quirúrgico: Si la lesión no responde a los tratamientos conservadores y la aspiración con aguja, puede ser necesario un drenaje quirúrgico. Durante este procedimiento, se hace una incisión para drenar el líquido acumulado y limpiar la cavidad.
- Desbridamiento y cierre quirúrgico: En casos más severos o crónicos, puede ser necesario un desbridamiento quirúrgico (remoción de tejido muerto o infectado) seguido de un cierre quirúrgico de la cavidad. Esto ayuda a asegurar que no quede espacio para la recolección de líquido.
5. Rehabilitación con fisioterapia
La fisioterapia puede ser beneficiosa después del tratamiento inicial para recuperar el rango de movimiento y la fuerza en la zona afectada. Un fisioterapeuta puede diseñar un programa de ejercicios adecuado para facilitar la recuperación.
6. Tratamiento con antibióticos
Si hay sospecha de infección, se pueden prescribir antibióticos para prevenir o tratar infecciones secundarias. Esto es especialmente importante si la lesión se ha infectado o si hay riesgo de infección tras un drenaje quirúrgico.
Importancia de un Tratamiento Adecuado
El tratamiento adecuado de la lesión de Morel-Lavallée es una parte fundamental para prevenir complicaciones a largo plazo, como la fibrosis (formación de tejido cicatricial), la necrosis de la piel o infecciones crónicas.
Un enfoque multidisciplinario que incluya a traumatólogos, cirujanos y fisioterapeutas puede proporcionar el mejor resultado para el paciente.
Si tienes una lesión de Morel-Lavallée o sospechas que puedes tenerla, es fundamental buscar atención médica para una evaluación y tratamiento apropiados. En Regenerat clínica tras el diagnóstico de la lesión podemos extraer el líquido en la primera consulta.
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